Mi ruta salvaje llega hasta el centro del misterio, atraviesa el huracán y las tormentas para, finalmente, alcanzar el sosegado corazón de mi alma.
Nathan Hope

domingo, 28 de febrero de 2010

Jimena


Hay mucha gente que cuando se ve rodeada de payasos se siente obligada a ser graciosa. Es como si necesitaran sentirse "a la altura" y demostrar que también ellos pueden ser simpáticos. Como si el papel del clown fuera necesariamente ser simpático.
Se celebraba una reunión de payasos en el Centro Cultural Bancaja. Estrenaban un espectáculo al día siguiente y me llamaron para que hiciera un reportaje sobre el proceso de creación. Había payasos de España,de Portugal y de Francia. Yo me deslizaba con la confianza que da haber trabajado en alguna ocasión con casi todos ellos. Vuelvo a lo que he comentado varias veces;el mayor don de un fotógrafo es la invisibilidad. Podía estar a dos palmos de alguno de ellos y me ignoraban por completo. Me tienen muy visto.
Hubo un momento en que tuve necesidad de ir al baño y salí de la sala principal donde se desarrollaba el asunto y,sin esperarlo,me encontré con Jimena. Quedé un poco confundido porque en su rostro se mezclaban las muecas de risa y de llanto. No supe bien si disparar o no. Veía claramente a la payasa, pero por otro lado había un ser humano tan frágil que me pareció una indiscreción violar esa intimidad. Tenía que decidir: hacía caso al fotógrafo o a la persona?
Hice caso al fotógrafo.
Tiempo después Jimena me confió que ese día estaba llorando realmente. No pregunté el motivo. Ella me dijo que también las lágrimas son útiles para un clown.
Ya ven ustedes; un payaso no siempre ha de ser simpático.Puede ser triste y frágil.

2 comentarios:

  1. gran retrato, comedia y drama naturales en un mismo rostro, en una misma imagen, que difícil de pescar... que fácil de entender...

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