Mi ruta salvaje llega hasta el centro del misterio, atraviesa el huracán y las tormentas para, finalmente, alcanzar el sosegado corazón de mi alma.
Nathan Hope

domingo, 21 de febrero de 2010

El resultado de la partida


Tómese esta entrada como respuesta a todos aquellos que os habéis interesado por mi participación en el torneo regional de ajedrez que comenté entradas atrás.
Llegué a la cita quince minutos antes de la hora convenida. Había comido con un amigo y con su padre. Me habían preparado un arroz con bacalao y coliflor que estaba para repetir seis veces. Si al arroz le sumamos una botella de tinto,obtenemos una modorra que me tenía más preparado para meterme bajo un edredón nórdico que para afrontar lo que era mi primera partida oficial en un campeonato. Nos enfrentábamos ocho jugadores de Benimaclet contra ocho de Burjasot. Allí estaban los ocho lugareños. Parecían los hermanos Dalton justo antes de emprenderla a tiros con aquel forastero que llegaba medio borracho y....en bicicleta. De mis compañeros todavía no se habían presentado ni sus sombras.
-Malditos cabrones- pensé para mis adentros,mientras les ponía la mejor de mis sonrisas.
Se presentaron todos ellos mientras me preguntaban por el resto de mi equipo. Les dije que no tenía ni idea,que yo había ido por mi cuenta y riesgo. Yo,a esas alturas,ya me encontraba como oveja camino del matadero. Los hermanos Dalton bromeaban diciéndome que que si no llegaban debería jugar una simultanea contra todos ellos. Antes hubiera preferido que me arrancaran las uñas,sinceramente.
Al fin,en el horizonte, distinguí la esbelta figura de mis aguerridos compañeros que parecían avanzar a cámara lenta hacia nosotros,como si de una película de Tarantino se tratara. Al llegar a nuestra altura todo fueron disculpas y saludos corteses para los contrincantes.
Entramos en la sala. En una mesa alargada se extendían ocho tableros donde,en cada uno de ellos,se ubicaría una pareja. Se realizó el sorteo y me tocó bailar con el que a mi se me antojó la más fea(aunque si he de decir la verdad,todos eran unos tios peludos bastante desagradables).Me senté frente a él y nos presentamos:
- Soy Vicente- me dijo.
- Yo,Jordi.
Le di la mano tratando de disimular el temblor. A esas alturas mis sobacos sudaban que parecían una lluvia tropical. Yo sólo rezaba para que no me hiciera el jaque pastor(una combinación con la que acaban contigo en a penas cuatro movimientos),aunque si yo era la oveja camino del matadero,el que tenía enfrente debía ser el carnicero más que el pastor.
La partida estaba pactada a hora y media. Se cronometraba con unos relojes que yo no había usado en mi vida. Había que darle al relojito cada vez que movías. En mi primer movimiento ya se me olvidó y el hermano Dalton me lo tuvo que recordar,mientras mostraba una sonrisa que delataba su pensamiento: Te voy a merendar,pringao.
Sus primeros movimientos fueron ágiles y certeros. No se lo pensaba dos veces. Yo salí muy conservador. Tan sólo quería asegurar que el combate duraba más de diez minutos. Sus dos álfiles cruzados tenían acorralado a mi ejército, que trataba de proteger a los ciudadanos de la República Independiente de JordiPla de la masacre que se avecinaba. Los hombres se encomendabana la Virgen de los Desamparados y las mujeres al Espíritu de Elvis Presley. Nos llovían golpes de derechas y de izquierdas. Es cierto que el equilibrio de piezas no se había roto, pero la posición de aquel sanguinario era para entrar a matar en cualquier momento. Cualquier duda por mi parte hubiera sido fatal. Traté de concentrarme con todas mis fuerzas. Al fin y al cabo era mi primera partida y ya le había aguantado a aquel tipo más de media hora. De repente sucedió el milagro. Lo vi claro. Como dice el maestro Cohen: es por las grietas por donde entra la luz. Y allí estaba,tan clara que los temblores cesaron y la lluvia tropical se convirtió en un sol primaveral. Conseguí,entre dos de mis peones,colocar mis dos torres en linea. Aquello se convirtió en un torpedo directo hacia el ejército invasor. Disparé el misil. Una torre se colocó amenazando diréctamente a su Rey. Él se defendió con un caballo que relinchaba desesperado,seguro de su próxima muerte. Entonces mi Reina entró por aquella grieta maravillosa por la que ya se había colado la torre, amenazando de nuevo a sur Rey. En aquellos momentos mi Reina me pareció la más bella de las mujeres y su monarca el más cobarde de los hombres. Se refugió tras su consorte como un niño asustado. Fue en ese preciso instante cuando mi valiente torre engulló sin piedad el caballo,amenazando de paso a su Reina madre. En ese punto,Vicente(el pequeño de los Dalton,ya que era el más bajito)volcó su Rey en señal de rendición y me dió la mano sin saber que se la estrechaba a la persona más feliz y más sorprendida del universo.
En la fotografía os muestro el ajedrez de viaje que me regaló mi padre cuando yo era un niño. A él se lo había regalado su padre. Todavía lo conservo y,tras esta partida heróica,cobra más sentido que nunca.

1 comentario:

  1. Viendo lo que da de sí en tus manos un campeonato de ajedrez, ya puedo creer hasta que Dante se inspirara en una partida de mus en plena Piazza della Signoria para escribir la Divina Comedia. Sin olvidar la inestimable ayuda de las metáforas del maestro Cohen. There is a crack ... you are a crack. Jugando así ganarás siempre, aunque pierdas alguna partida. En el ajedrez, y en la vida. Además, recuerda lo que nos mola el aire loser y decadente. We are the champions. Long live the Queen. Un beso.

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