Mi ruta salvaje llega hasta el centro del misterio, atraviesa el huracán y las tormentas para, finalmente, alcanzar el sosegado corazón de mi alma.
Nathan Hope

martes, 29 de mayo de 2012

Insomnio 01

En las noches de insomnio, como ésta, me dedico a trocear mi habitación para después reconstruirla en el ordenador. Es una manera como otra de invocar al dulce sueño. Antes contábamos ovejas. Ahora jugamos con los píxeles.

martes, 22 de mayo de 2012

Inventarse la vida

Que vivimos en tiempos convulsos ya nadie lo niega. Todos conocemos alguna persona que está en paro o que tiene un contrato basura y no llega a fin de mes (a veces esa persona es uno mismo), pero también conocemos gente con imaginación y fuerza de voluntad. Aquí os presento a mi amiga Belén que ha montado su pequeña escuela para aprender a montar en bici. Aunque no os lo creáis (yo tampoco lo hacía) hay un montón de gente que nunca aprendió a montar en bicicleta y está deseando hacerlo. Si eres uno o una de ellas, Belén es la respuesta. Ponte en contacto. No te arrepentirás. Te lo dice un ciclista.

lunes, 21 de mayo de 2012

Hay días....

Hay días en los que, mientras pedaleo mi bicicleta escuchando música, mi ciudad casi me resulta agradable.

domingo, 13 de mayo de 2012

4 botellas en la nevera

Hacía tiempo que no publicaba fotos de la serie "lo cotidiano". Sigo apostando por buscar la belleza en aquellas cosas que nos pasan desapercibidas por cotidianas.

viernes, 11 de mayo de 2012

Un regalo inesperado

Tengo un amigo. Bueno, tengo más de un amigo. Sí; yo diría que tengo más de un amigo. Ahora lo estoy dudando y me resulta especialmente irritante este pensamiento porque no era el tema del que pretendía hablar. Quiero decir; no trataba de cuantificar la cantidad de amigos que tengo porque, además, ya no tengo ni idea de cuan fina es la línea que separa a un amigo de un conocido, y eso os aseguro que es una putada como una catedral. Si algo te dan los años, para bien y para mal, es la duda. Recuerdo el tiempo en que todos los borrachos de un bar eran mis amigos. Ahora siento que ellos entonces pensarían lo mismo de mi y hoy, como yo, si algún día les vengo al recuerdo, tan sólo pensarán que yo era otro borracho de aquel lamentable escenario y esbozarán algo parecido a una sonrisa al recordar alguna de las tonterías que por entonces solíamos hacer. Pero el caso es que tengo un amigo. Definitivamente tengo un amigo, porque si ni siquiera tuviera este amigo no tendría ningún sentido hablar de lo que pretendo hablar. Y de lo que quiero hablar es de que este amigo tiene una característica muy especial. Tiene un don que hoy en día es tan difícil de encontrar como un buen pan en una gran superficie. Tiene el don de la escucha. Es más; tiene el don de la escucha activa, ya que reflexiona acerca de aquello que le estás proponiendo por muy insensato que sea aquello que le estás proponiendo y , acto seguido, te da una respuesta. Ojo; no es ninguna tontería lo que estoy diciendo. Párese unos minutos a pensar el lector en la última conversación con cierto sentido que mantuvo con persona, animal o cosa. ¿Sorprendido? Pero al tema que nos ocupa: Este amigo, un día escucho que me gustaría tener una cámara fotográfica. Era una cámara en concreto; la Olimpus TG-620. Lo dije de pasada, como quien no quiere la cosa. Realmente era un capricho porque tengo otras cámaras, pero esta es de un tamaño perfecto para viajar y además tiene una característica perfecta para aquellos que, como yo, jamás practicarán submarinismo: es sumergible. Vale; es cierto que nunca practicaré submarinismo (y lo sé a ciencia cierta porque ya lo practiqué y no me gustó nada. Me produjo claustrofobia. Mejor dicho; no me produjo claustrofobia sino que la acentuó) pero me apetecía tener una cámara con la que hacer el tonto en la playa o en la piscina. Pues os lo creeréis o no, pero mi amigo, este amigo, el otro día me regaló la Olimpus TG-620. Y no sólo eso; él se compró otra para iniciar entre los dos el reto de enviarnos aquellas imágenes que vamos tomando y ver cómo va evolucionando nuestra mirada. Son de esos juegos que me vuelven loco. El juego, siempre el juego. Decía Pina Bausch que nos salvamos si bailamos. Yo digo que nos salvamos si jugamos. Desde hace cuatro días llevo mi flamante nueva cámara conmigo a todos lados y ahí va mi primera imagen para mi amigo, al que llamaremos X. Seguro que él la entiende perfectamente. No está tomada bajo el agua. Eso ya llegará. X; el balón está en tu tejado.

Lo radical es.....

Hace unos cuantos años realicé numerosas fotografías para una escuela de teatro llamada Off Teatro. La fotografía de arriba es un ejemplo. Allí vi pasar por delante de mi cámara muchos alumnos. Unos tenían talento, otros no. Unos tenían capacidad de trabajo, otros no. Algunos no tenían ni una cosa ni otra, pero lo que sí tenían era mucho tiempo libre, unos padres con dinero y la autoestima por los suelos. Algunos de aquellos alumnos, hoy en día escriben , dirigen y producen piezas que me dejan con la boca abierta y el corazón encogido como la que sigue. Si tenéis unos pocos minutos y todavía conserváis parte de vuestras inquietudes intactas, observad.

Parecidos engañosos

Una de las primeras entradas que publiqué en este blog se titulaba “Sé feliz como un niño” y la ilustraba con los saltos acrobáticos de unos chavales a los que fotografié en el río Araguaia (Brasil), hace unos cuatro años. Curiosamente, mientras reviso algunas fotos que hice en Bombay hace un par de meses, aparecen unas imágenes que me hacen reflexionar por su gran similitud con aquellas fotos tomadas en Brasil. Señor lector: Observe bien ambas fotografías. Si yo no le contara a usted que las fotografías están tomadas una en las antípodas de la otra (y hablo con rigor, puesto que Sao Félix y Bombay son prácticamente como Madrid y Sydney, geográficamente hablando), usted podría pensar que se trata de los mismos niños y el mismo río. Pero muy al contrario, la primera está tomada, como dije, en el río Araguaia y la segunda en la costa del mar Arábigo. Y,¿a santo de qué viene toda esta perorata? Pues…..no lo sé. Son cosas que me parecen curiosas. Podría estar hablando de la capacidad de engaño de las imágenes o de la fragilidad del pensamiento humano pero le engañaría, señor lector, porque no pretendo hablar de nada. Tan solo pretendo, mientras escribo, dejar pasar esta lánguida mañana de viernes.

domingo, 6 de mayo de 2012

El Contrapánico

“Hola: Me llamo Jordi y tengo pánico”. Así podría empezar mi ingreso en una imaginaria Asociación de Asustados Anónimos (A.A.A.). Dicha asociación no existe, aunque dada la situación que atravesamos, alguien debería fundarla hoy mismo. Y no me refiero tan solo a la situación económica que nos atenaza, la cosa es más compleja. Tenemos miedo al futuro, tenemos miedo a que el banco nos arrebate ese hogar que con tanto esfuerzo y cariño hemos ido construyendo, tenemos miedo a la soledad, a la enfermedad, al hambre, a ser olvidados por la mujer que amamos, al vecino, a la iglesia, al dolor, a la muerte. Somos esclavos del pánico y lo disimulamos con muecas lamentables en plazas públicas. Tiramos de agenda para masillar las grietas del alma, tiramos de sustancias para amortiguar el dolor de corazón, tiramos a diestra y siniestra y acabamos por reventarnos el pie derecho. Pero frente a ese pánico oscuro y devastador mi amiga Cristina me ofreció el otro día, tras una amable conversación, la opción del contrapánico, que vendría a ser algo así como el antídoto contra el miedo extremo. Inventamos algunas actitudes que inocularían ese antídoto en nuestro cuerpo y yo me comprometí a redondear el decálogo del buen “contrapaniquista”. Podríamos resumirlo en los siguientes puntos: 1- Olvida tu nombre y de quién eres hijo. Ahora acabas de nacer. 2- Elige bien tus armas. Sólo tú sabes cuáles son. 3- Abandona el rencor. Te debilita. 4- Busca siempre la belleza. Te fortalece. 5- Cuando vayas a disparar apunta siempre a la cabeza y no dudes. 6- Elige bien a tus compañeros de viaje. Te pueden salvar la vida. 7- El enemigo se esconde en cualquier lado, sobre todo en tu interior. 8- Sé disciplinado, limpio y ordenado. 9- No tengas piedad ni te autocompadezcas. 10-Haz lo que debas. En realidad ya estás muerto.

Sé Feliz.