viernes, 28 de septiembre de 2012
martes, 25 de septiembre de 2012
Ya está aquí el otoño
Según el telediario, anteayer a las cinco menos diez de la tarde llegó el otoño. Así, sin previo aviso, a quemarropa. Siempre me ha llamado la atención la exactitud con la que los humanos determinamos la llegada de las estaciones. La vida fluye tan suave y ligera y nosotros tenemos tanta tendencia a la medición y la exactitud que no me extrañan tantos dolores de cabeza y de cervicales. El caso es que con el fin del verano dejaremos de ver chicas bonitas en la playa, pero las veremos con sus gorros de lana y sus bufandas caminar por las calles, protegiéndose de la lluvia bajo las cornisas de los edificios. A mi me gusta el otoño. Disfrutaré los próximos tres meses de él hasta que un día cualquiera, sin previo aviso, a quemarropa, a las cinco menos diez de la tarde, me anuncien que ha llegado el invierno.
domingo, 23 de septiembre de 2012
viernes, 21 de septiembre de 2012
jueves, 20 de septiembre de 2012
domingo, 16 de septiembre de 2012
lunes, 10 de septiembre de 2012
Meditación transcendental con gato.
Cansado de espolvorear
estrellas, adopté tres gatos y me exilié en una alfombra trenzada a mano.Desde mi atalaya contemplo
impávido el hundimiento, la carcoma inexorable que avanza devorando los
pensamientos ingrávidos, el fluir de la nada absoluta en corazones ajenos, la
cronicidad del dolor cotidiano, sordo, casi imperceptible.Un huracán se agita fuera de
este espacio, tan reducido como un latido.La sangre sigue corriendo a borbotones
mientras el carnaval se acelera y el futuro languidece eclipsado por un
presente sintético.
Desde aquí, con el ritmo de una rutina de
insecto, observo el vacío sin vértigo. Mi sedoso cordón umbilical es cada día
más fino y unas alas pugnan por romper la queratina que me cubre el alma. Vidas
pasadas me visitan con presencia translúcida y me susurran que todo está bien,
pero yo sé que no volveremos a conocer el mundo donde las flores eran eternas. Nathan Hope.
jueves, 6 de septiembre de 2012
Fotografía polémica
Yo era muy joven cuando realicé esta fotografía. Por entonces me
dedicaba a emular (por no decir copiar, fusilar o plagiar) a los grandes
maestros que me servían de inspiración. Esta imagen era mi pequeño homenaje a
Robert Mapplethorpe, fotógrafo homosexual de vida arrebatada que vivió
intensamente y murió de sida cuando apenas rondaba la cuarentena. La imagen
levantó ampollas, sobre todo en el sector feminista de los 80´s. Nunca entendí
las críticas recibidas porque, en todo caso,
para mi, esta fotografía, era un juicio sumarísimo a la manera de vivir
el sexo por parte de los hombres. Por entonces me sentía cercano al feminismo y
algún otro ismo, pero aquella reacción
me hizo pensar acerca de cuál era el sentimiento profundo de
aquel colectivo del que hoy, muy a mi pesar, me encuentro tan distanciado.Lo mejor de crear es exponerte públicamente a la mirada de los demás.
Las observaciones del público te dan una visión amplia sobre la condición
humana.
Selfportrait
Lo bueno de interpretarse fotográficamente es que así, congelado como un tipo duro, nadie nota que tiemblas como un flan.
miércoles, 5 de septiembre de 2012
lunes, 3 de septiembre de 2012
Shots from the car: Shot 9 (La noche americana)
Si nos relajamos un poco y
nos abandonamos en brazos de la vida, ésta siempre nos da alguna pista para
indicarnos que está de nuestra parte, que nos ama, nos apoya y nos cuida.
Retomo esta sección, hace un
tiempo abandonada, de “Shots from the car”(Disparos desde el coche) con esta fotografía que ilustra perfectamente lo que
trato de expresar.
Aunque parezca lo contrario,
la imagen que veis está tomada a las doce del medio día mientras recorría el
trayecto Carboneras-Nijar. Suelo llevar alguna cámara a mano y voy disparando
mientras conduzco. Sé que ello, si me ve la policía, puede costarme una bonita
multa, pero es tan tentador….
El caso es que allí estaban
esas montañas resecas, apiladas unas encima de otras, cubiertas por una ligera
bruma que les otorgaba un halo misterioso. Accioné el limpiaparabrisas, alcancé
con mi mano derecha la cámara que reposaba en el asiento del copiloto, paré de
nuevo el limpiaparabrisas y, antes de que la velocidad del coche me hiciera
abandonar aquel ángulo privilegiado, disparé varias veces sin percatarme de que
todos los parámetros no estaban preparados pera ese tipo de toma.
Es decir, la cámara estaba configurada para fotos en interior con luz
artificial y el diafragma estaba casi completamente cerrado, con lo que dejaba
pasar muy poca luz. Cuando llegué al apartamento donde estaba pasando unos días
comprobé que, sin quererlo, había realizado lo que en cine se denomina una
“noche americana”. La noche americana consiste, resumidamente, en crear un
efecto noche a plena luz del día. Gracias a esos parámetros “inadecuados” había quedado
una imagen muy atractiva. La vida me hacía de nuevo un guiño y mirándome a la
cara me decía: “¿Lo ves, chaval?; me encantan tus imperfecciones”.
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