Mi ruta salvaje llega hasta el centro del misterio, atraviesa el huracán y las tormentas para, finalmente, alcanzar el sosegado corazón de mi alma.
Nathan Hope

viernes, 12 de febrero de 2010

Acciones,reacciones y contradicciones


Volví ayer de Barcelona en un Talgo. Me entretenía haciendo fotos a través de la ventanilla sin poner mucha atención en ello. Cuando me cansaba de las fotos, me pasaba a una biografía de Mahoma que estoy leyendo,en la que descubro el pasado belicoso del profeta islámico.
En el asiento de delante viajaba un hombre negro,corpulento. Casi llegados a la altura de Benicassim pasó el revisor y le pidió el billete. El hombre se lo entregó.- ¿Dónde se dirige usted?- le increpó.
- A Murcia.- contestó el hombre con un precario acento.
- Usted ha comprado billete hasta Tarragona.- respondió el revisor elevando la voz y el cuello, con la clara intención de hacerse entender.
- No,a Murcia - insisía el viajero sin saber bien qué sucedía.
- Le digo que usted ha pagado sólo para llegar a Tarragona.
En esta ocasión no sólo elevó la voz y el cuello sino que,además,trató de vocalizar mejor.
- Si quiere seguir hasta Murcia tendrá que abonar.....mmmmm.....
Sacó una calculadora y calculó.
- .........cincuenta euros.
- No tengo cincuenta euros.
- Pues tendrá que bajar en Benicassim.Y es mejor que baje si no quiere que llame a los encargados.
Una palabra tan sencilla como "encargado" sonó a ex-mercenario del ejército albanocosovar.
Al llegar a Benicassim,el hombre no se había movido de su sitio. El revisor,un cincuentón que no parecía mala persona pero cumplía su papel de doberman,comenzó a llamar por los walkis a "los encargados" mientras arrastraba de la solapa al viajero. El resto del pasaje contemplábamos los acontecimientos como si fuera un documental de La 2. Sin mover un pelo. Por momentos, aquella escena me recordó alguna antigua serie televisiva(una mezcla entre"Hombre rico,hombre pobre" y "Raices").En el exterior hacía frío y la radio había anunciado nevadas a nivel del mar.
- Yo aquí no conozco a nadie.- decía con aparente tranquilidad mi fornido compañero.
Cuando ambos contendientes ya estaban en la puerta de salida me dirigí hacia ellos. Yo llevaba 35 euros en el bolsillo y dentro del tren no dejan pagar con tarjeta con lo que no podía pagarle el viaje hasta Murcia.
-¿Hasta dónde llevaría usted a este hombre por treinta y cinco euros?-pregunté.
- Un momento.
El doberman de buen corazón volvió a consultar su calculadora como si fuera el oráculo(aunque era una Casio de los chinos).Lo hacía como si aquella situación se produjera todos los días.
- Dame 32 euros y lo llevo hasta Murcia.
Sus palabras no contenían ni un gramo de arrogancia,pero me hizo gracia que contestara como si el tren fuera suyo.
- ¿No había dicho que eran cincuenta?
- El resto lo pongo yo.-me contestó el doberman,mostrando su verdadera cara de pastor del Pirineo.
Arreglamos "los papeles" y la paz vovió al vagón.
A los pocos segundos de arrancar de nuevo,una mujer de mediana edad con claro acento murciano se levantó y se dirigió al hombre negro con una bolsa. De la bolsa sacó un paquete envuelto en papel "de plata" cuya forma delataba al auténtico bocata español.
- ¿Le apetece un bocadillito?- dijo,sin hacer justicia a las dimensiones del asunto.
El hombre aceptó y mientras lo abría,la mujer,con clara incontinencia verbal continuó:
- Es de jamón,tomate y queso.También lleva aceite de oliva. Todo buenísimo. Los tomates son precisamente de Murcia y....
El hombre le devolvió el bocadillo a la mujer con un gesto pétreo.
- No como carne de cerdo.- dijo.
En el rostro de aquella pasajera pude adivinar la gran pregunta:
-¿Cómo es posible que a alguien no le guste el jamón?
Y volvió a su sitio profundamente desconcertada.
Yo bajé en Valencia. El hombre me despidió con un saludo tímido.
La vida son millones de cruces de caminos.

2 comentarios:

  1. Qué escena tan curiosa la del tren (sobre todo por la mujer del bocadillo de jamón). Lo cierto es que en el fondo todos somos buenos como diría Rousseau, lo que ocurre es que a veces nos falta ese puntito de solidaridad.
    Esos buenos gestos, tanto el del revisor, el tuyo como el de la mujer, seguro que os dejaron una sensación de satisfacción para todo el día.
    ¡Ah!, Jordi, me gusta tu forma de captar esos momentos cotidianos que nos ofrece la vida. Un saludo de parte de Neus.

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  2. La verdad es que hasta hace poco yo me inclinaba más por Hobbes que por Rousseau. Ya sabes;"el hombre es un lobo para el hombre"(o como parodia mi amigo Rafa;"El hombre es un hombre para el lobo").Pero desde hace un tiempo observo más bondad que maldad en el Universo. Lo que me gustó de mi acción fue comprobar la reacción en cadena que produjo. Quedó claro que ante una buena acción,las repercusiones nunca pueden ser malas. Como mucho serán neutras,pero nunca malas.
    Como diría Facundo Cabral: "Si los malos supieran lo rentable que sale ser bueno,serían buenos aunque fuera por interés".
    Me gusta tenerte en el blog,Neus. He entrado en el tuyo brevemente. Quiero hacerlo con detenimiento. Ya te contaré.

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