

Haydeé tiene un cuerpo menudo pero en él encierra el motor más potente: Haydeé cree en lo que hace. Cuando sube a un escenario lo llena aunque no se mueva, aunque no diga nada. El escenario es su lugar natural y la arropa y la quiere.
Haydeé se hace preguntas y las respuestas que no encuentra en la vida las encuentra frente al público, en la comedia, que es la forma más lúcida de entender la tragedia de la vida.
Haydeé tiene una mirada luminosa pero esconde esquinas de tristeza que no desea enseñar a menudo.
Coincidí con ella en Francia y mi cámara, cuando la miró, me dijo al oído que todo lo que hacía esa chica le salía de dentro y las cámaras fotográficas reconocen la autenticidad más que los humanos. Viendo los resultados no puedo más que darle la razón.
La chica mejicana que eligió Francia para aprender aquello que su tierra no le ofrecía, se jugó un futuro incierto en una apuesta arriesgada. Cruzó el Atlántico, enseñó sus cartas a las calles parisinas y la jugada resultó ganadora.
Haydeé me escribe desde Francia en sobres rojos. A veces llega una postal con apenas tres palabras, a veces llegan fragmentos de libros y a veces cuentos enteros.
Ella me regala sus pensamientos envueltos en sobres rojos y yo le regalo esta entrada con mi cariño, mi respeto y mi admiración.
Hola Jordi, recien me entero de tu blog.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho lo que llevo visto y leido.
Seguiré asomando la nariz por aquí a ver como te va, que de haberlo hecho antes me habría enterado de lo de la presentación del libro y... En fin, no te meto más rollo. Un saludo, o beso.
Ey Dani. Un placer recibirte por aquí. Ya sabes...mi casa es tu casa , mi blog es tu blog.
ResponderEliminarLugar para opinar, disfrutar, disentir...bla, bla, bla.....
Un beso para ti también.
Hasta pronto.