Mi ruta salvaje llega hasta el centro del misterio, atraviesa el huracán y las tormentas para, finalmente, alcanzar el sosegado corazón de mi alma.
Nathan Hope

viernes, 10 de junio de 2011

Primer tomate


Yo, Jordi Pla, en plena facultad de mis capacidades mentales, que no son muchas, declaro tener una tomatera en mi terraza y que en ella han brotado los primeros tomates.
El problema radica en que la tomatera está comprada por un euro en la tienda de los chinos frente a mi casa, y no tengo muy claro que los supuestos tomates sean comestibles o estén compuestos de poliestireno expandido (vaya; corcho blanco, para el que no entienda el tecnicismo).
El fruto tiene buen aspecto pero mi hipocondría no me permite hincarle el diente. Si algún valiente se atreve, le preparo mi primera ensalada casera, aunque el tamaño de los tomates no da ni para la Barbie, y menos si viene acompañada de Kent.
Seguiremos informando.

2 comentarios:

  1. Propongo que como prueba de "comestibilidad" cojas el tomate, te subas a la cama del altillo, lo lances contra una ensaladera en el suelo, y... Si bota, lo puedes utilizar como pelota de ping pong (deporte nacional en China, con lo que sería justo homenaje a la tienda dónde los compraste), y si no bota, siempre puedes partirlo por la mitad y darle un toque en la plancha, vuelta y vuelta, regarlo con aceite, sal y orégano, cortárlo en trocitos y tragar sin masticar. Lo peor que puede pasar es que tengas muescas en el baño al día siguiente. Y la verdad, querido Jordi, muescas hemos hecho tantas a lo largo de la vida, que alguna más de tomate, tampoco sobra.

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  2. Tío, lo he probado y........botaaaaa!!!
    Ahora me tendré que comprar la mesa de ping-pong, las palas y el pantaloncillo marcapaquete.
    Si lo llego a sospechar, me lo como....colega.

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