Mi ruta salvaje llega hasta el centro del misterio, atraviesa el huracán y las tormentas para, finalmente, alcanzar el sosegado corazón de mi alma.
Nathan Hope

viernes, 24 de junio de 2011

Peter Greenaway


Mi profesión me ha permitido conocer algunos personajes que eran mitos en mi cabeza.
Cuando en Valencia se realizaba la Bienal de Arte tuve la ocasión de trabajar en dos de ellas, la primera y la tercera. Todavía no sé porqué no me llamaron en la segunda y la cuarta. Será una cuestión de impares.
En la primera coincidí con el cineasta Peter Greenaway, director de “El vientre del arquitecto” o “El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante”, entre otras. Yo, por entonces, ya era un devoto de sus películas y concretamente “El cocinero…” la había visto al menos cinco veces. Sobre esa película yo tenía elaborada una teoría, pero me quedaba una duda a cerca de una de las secuencias. Un día tuve el valor de acercarme al maestro y mostrarle mi inquietud. En mi precario inglés le desarrollé la teoría y le plantee mi duda. Se mostró sorprendido y me contestó que la teoría era correcta y posteriormente respondió a mi duda. Habló durante unos quince minutos sobre las raíces judeocristianas de nuestra cultura, sobre la revolución francesa, la revolución industrial y la revolución informática. Yo, aunque no entendía casi nada de lo que hablaba, afirmaba esforzándome por poner cara de intelectual, porque con esta gente o pones cara de intelectual o estás perdido. Finalmente me preguntó:
- ¿Do you understand? (¿has entendido?)
A lo que le contesté:
- Everything (Todo)
Aunque la verdad es que no había pillado ni una.
A veces fingir salva tu dignidad.

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