Mi ruta salvaje llega hasta el centro del misterio, atraviesa el huracán y las tormentas para, finalmente, alcanzar el sosegado corazón de mi alma.
Nathan Hope

miércoles, 15 de junio de 2011

Primer amor


A un primer amor lo acunarías en tu regazo la vida entera. Le comprarías helados de chocolate si le gustara el chocolate y de fresa si le gustara la frambuesa. El primer amor, sin saberlo, hace girar la tierra con sus manos e incendia los días de verano con sus ojos. El primer amor huele siempre a caramelo y en su tierra fértil, dan fruto tus semillas muertas. Los silencios de un primer amor son inteligentes y sus palabras te explican la gestación del universo. El primer amor habita en los pliegues de tus sábanas y resbala en las grietas de tu memoria, sobrevuela tu infierno y apaga tu sed derramando sobre ti su divina indiferencia. Por un primer amor le pegarías fuego a Roma con Nerón dentro, empezarías de cero todos los días, rezarías al dios que una vez mataste y pedirías perdón por haber estado tan ciego, renunciarías a tu nombre y a tu historia, serías Charlie Manson o el Dalai Lama, el estrangulador de Boston o la madre Teresa de Calcuta, vagarías en busca del santo grial sin salir del mapa de su torso. El primer amor te impulsa, te rapta, te nace, te mata, te todo, te nada, te habita, te olvida, te vuelve y se marcha.

2 comentarios:

  1. Qué pena que sólo el primero pueda ser "el primer amor".

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  2. Qué pena que sólo el primero pueda ser "el primer amor".

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