Mi ruta salvaje llega hasta el centro del misterio, atraviesa el huracán y las tormentas para, finalmente, alcanzar el sosegado corazón de mi alma.
Nathan Hope

jueves, 24 de noviembre de 2011

Vida anestesiada


En España hay personas a las que les gusta la vida tranquila, y practican la siesta diaria y las partidas de mus los fines de semana.
También hay gente a la que le gusta la vida sana, y practican el footing y levantan pesas y después van a la sauna y comen proteínas a chorro.
A otros les gusta el riesgo y practican el puenting, el rafting y algún otro “ing”, el cual desconozco.
A no pocos les gusta la “buena vida” y cambian trajes por contratos inmobiliarios millonarios, y hacen amistades peligrosas e invierten en el Ibex 35 hasta las muelas de oro de su madre.
Pero lo que le gusta a la mayoría es la vida anestesiada, y ven como una anciana desgalichada se casa con un tipo 30 años menor que ella y lo exhibe públicamente. Y observan complacidos, como los medios de comunicación (incluso los “serios”) se parten la boca por estar en primera fila.

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