Mi ruta salvaje llega hasta el centro del misterio, atraviesa el huracán y las tormentas para, finalmente, alcanzar el sosegado corazón de mi alma.
Nathan Hope

lunes, 21 de noviembre de 2011

Amistad




Un hombre sale de su casa. Recorre caminando el sendero que le lleva hasta la carretera. Allí alguien le espera para llevarle hasta el aeropuerto. Antes de subir al avión pide una cerveza y algo para acompañarla. En el avión lee el diario y cruza algunas palabras con su compañero de asiento. El vuelo es corto, el aterrizaje certero.
Ya en tierra, el hombre conecta su teléfono móvil y hace una llamada. Se cita con un viejo amigo, pero antes pasa por una librería. Compra un libro. Deja pasar el tiempo hasta la hora pactada. Llama a la puerta. El viejo amigo le abre, le sonríe, le abraza, le prepara un té. Conversan sobre los viejos temas. Escuchan algo de música. En un momento dado, el hombre extrae el libro de su bolsillo. Es un regalo. El viejo amigo le pide que le lea alguno de los pasajes y que le escriba unas palabras en la primera página. Hay emoción y complicidad.
El hombre es Pau, el viejo amigo soy yo y el libro es “Piedad”. Os recomiendo el libro pero, sobre todo, os recomiendo a Pau.

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