Mi ruta salvaje llega hasta el centro del misterio, atraviesa el huracán y las tormentas para, finalmente, alcanzar el sosegado corazón de mi alma.
Nathan Hope

sábado, 1 de octubre de 2011

Las consecuencias del amor ajeno


La historia es muy sencilla:
Chico conoce a chica.
La chica, nacida en Polonia y becada con una Erasmus, estudia filología española en Valencia.
Chico se enamora de chica y chica se enamora de chico.
La beca termina.
Chica regresa a Polonia y chico la sigue (el amor mueve
montañas).
Hasta aquí todo parece un guión del peor cine español.
Pero la historia es real y corresponde a mi vecino.
Las consecuencias son varias, pero en lo que a mi respecta me comentó la posibilidad de compartir el cuidado de sus tres gatos con los inquilinos que han alquilado su casa.

- “Abrimos un hueco entre las terrazas para que puedan pasar cuando quieran.¿Qué te parece?” – me dijo
- “Ok” – le dije yo.

Y como quien no quien la cosa me he convertido en padre adoptivo de tres gatos.
En su día me dijo cómo se llamaban, pero lo he olvidado y les he puesto nuevos nombres.
En primer término tenemos a Rufus (homenaje a Rufus Thomas, autor de uno de los temas soul más impresionantes de la historia; “The Memphis train”). Rufus es el más brillante de los tres. Es curioso pero no invade tu espacio. Está flaco como una raspa y eso aumenta el tamaño de sus ojazos verdes.
La de detrás es Rita (que no es un homenaje a Rita Hayworth, ni a Rita Pavone). Rita es huidiza con los humanos y autoritaria con sus congéneres. Lleva de culo a los otros dos. Es la que se come mis plantas y me rompe los tiestos.
El del fondo es Rimpoché (“maestro”en Tibetano). Es el más tranquilo y cariñoso de los tres. Su lugar favorito es una esquina de la terraza, debajo de un gran helecho. Desde allí me observa en actitud meditativa (de ahí lo de Rimpoché).

Pues, como le dijo Antonio Banderas a Victoria Abril en “Átame”: “espero ser un buen marido para ti y un buen padre para tus hijos”. La primera parte de la frase me la saltaré pero a mi vecino le puedo decir: “espero ser un buen padre para tus gatos”.
Que les vaya bien el amor en Polonia. Ese es mi deseo.

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