Mi ruta salvaje llega hasta el centro del misterio, atraviesa el huracán y las tormentas para, finalmente, alcanzar el sosegado corazón de mi alma.
Nathan Hope

lunes, 4 de julio de 2011

Politic Kills (la política mata)



El otro día vino mi amiga Mariví a comer a casa. Preparé un arroz con sepia, setas y espárragos trigueros. La cosa salió bien. Se me fue la mano con la sal pero pudimos resolverlo con dignidad. Buen vino, buena conversación y buena siesta en las dos hamacas que cuelgan en la terraza.
Dormitábamos mientras un vecino con evidentes síntomas de sordera escuchaba el debate sobre el estado de la nación. Es curioso que haya que debatir el estado de la nación.¿Quieren saber el estado de la nación? Eso ya se lo digo yo: Está la cosa “mu malamente”.
Los políticos no paraban de hablar con esa engolada voz de político. Escuchar evidencias y patrañas no facilita el sueño porque te sube la adrenalina, la bilirrubina y la mala leche.
En un momento dado llegó el turno de este calvete de oratoria fina y gramática parda al que, hasta ese momento, respetaba bastante por su mesura y su agudeza. Y digo respetaba porque siempre llega un día en que la realidad te pega un revés y te saca de la ensoñación para situarte bruscamente en la realidad. Y la realidad es que los políticos viven a años luz de la calle, de la gente, de ese término tan grandilocuente: el pueblo. Confunden la nación, la patria y el estado con un territorio geográfico similar a una piel de toro (vaya mierda los toros, por otro lado), cuando la nación, la patria o el estado, si es que son algo (habría que debatirlo), son las personas que sobreviven y las pasan canutas en el día a día.
Pues hablaba el señor calvete sobre el paro en España y lo comparaba con el paro en el resto de Europa en los siguientes términos (intentaré ser lo más ajustado al discurso):

- “Porque señor Zapatero: no trate de convencernos de que la situación española es igual a la de otros países de nuestro entorno. No podemos permitir que el paro llegue a más del veintiuno por cien de la población. Observe a su alrededor: Alemania no llega al diez por cien de paro, en Francia ocurre un tanto de lo mismo, por no hablar de Holanda que tiene el índice ideal de paro; el cuatro por cien.”

En este punto salté de la hamaca y estuve a punto de dejarme los dientes en el suelo. Aquello ya no era soportable. Presten ustedes atención a la última frase: “el índice ideal de paro es el cuatro por cien”. Posiblemente el señor Durán i Lleida no tenga a nadie de su familia en ese tanto por cien, porque de lo contrario no hablaría con tanta ligereza sobre los índices ideales de estar en la mierda.
Señor Durán: si hay un índice ideal de paro, ese es cero!!!! No sea usted tan inconsciente, hipócrita y cabrón. Algunos ciudadanos no estamos sordos ni anestesiados.
Yo me pregunto, señor Durán: ¿cuál es el índice ideal de hostias que es capaz de recibir un político? ¿Acaso son cuatro? Podríamos negociarlo. ¿Le parece?

4 comentarios:

  1. El surrealismo de los análisis de la realidad hechos por la clase política de cualquier país democrático y capitalista de este mundo llega a alcanzar cotas insoportables.

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  2. Totalmente de acuerdo contigo Jordi, pero me parece que el índice ideal de hostias que debería ser capaz de recibir un político tendría que ser mucho mayor del 4% y a eso le uniría la retirada de toooodas las prebendas que estos señores tienen por "representar" a una población de la que, efectivamente están a años luz de saber como vivimos y sobrevivimos... un besito.

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