Mi ruta salvaje llega hasta el centro del misterio, atraviesa el huracán y las tormentas para, finalmente, alcanzar el sosegado corazón de mi alma.
Nathan Hope

domingo, 22 de mayo de 2011

Cadáver 6


Desde hace unos años se observan en determinados puntos de carreteras y calles, ramos de flores casi siempre artificiales. Éstos vienen a ser pequeños altares, pequeños recordatorios de alguien que tuvo algún accidente justo en ese lugar. Siempre que paso por ellos me pregunto quién pilotaba la moto (porque en mi mente siempre van en moto), en qué lugar trabajaban o qué estudiaban, quiénes eran sus padres, y sus hermanos.
A mi los ramos de flores artificiales siempre me han parecido una horterada, y creo que deben aumentar el dolor por la pérdida cada vez que el que lo colocó pase por allí.
En cuestión de rituales el ser humano es muy particular y no seré yo el que diga lo que cada uno debe hacer, pero si nos dedicáramos a poner flores de plástico en cada lugar donde a uno le dio un infarto, un derrame o le dejó la novia (forma sutil de muerte), las ciudades se convertirían en auténticos nichos. Aunque pensándolo bien, nuestras ciudades ya se parecen bastante a fosas comunes.

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