Una amiga me llama. Necesita una fotografía para publicitar su último
proyecto; una aplicación informática para móviles. La aplicación, para mi, no se
diferencia mucho de algunas otras que ponen en contacto a personas en la red,
pero ella me explica matices de algunos aspectos que yo no logro entender, y
como a ella le hace falta la imagen estoy dispuesto a echarle una mano. Me
transmite su idea; unas canicas de colores separadas entre si flotan como si de
planetas se tratara. Me gusta la idea y yo le propongo que podría añadir algún
tipo de grafismo, como algunas flechas que comuniquen unas canicas con otras,
además de darle un acabado tipo polaroid para escribir datos en la parte
inferior. También a ella le gusta esa idea. Manos a la obra. Mi amiga pone las
canicas y yo la luz y la cámara. Disparamos unas pocas y vemos que funciona a
la primera. Después aplicamos pequeños retoques de photoshop. Algo de
contraste, algo de saturación de color y “vualá”, ya tenemos foto.
Mi amiga, feliz, se lleva la
imagen grabada en un pen a la empresa que ha de hacer todo el desarrollo
informático. Conecta el pen con ansiedad. Está deseando enseñar la imagen que
va a publicitar el proyecto que nos sacará a todos de pobres. Ahí aparecen esas
canicas a toda pantalla, flotando sobre un blanco inmaculado. Ella explica un
poco el concepto del asunto. Habla de planetas aislados, de conectividad, de
comunicación, de eficiencia y argumenta toda esa retórica que tenemos que usar
hoy en día para justificar una idea. Acaba. Los socios se miran. Le hacen salir
de la sala de reuniones. Ella espera sentada. A los cinco minutos vuelven a
llamarla.
- Demasiado elegante.
- ¿Qué?
- La foto es demasiado
elegante. No nos sirve.
- Pero……
Mi amiga me llama. Me dice que han
rechazado la foto por ser demasiado elegante.Jamás me habían puesto esa excusa para
rechazar mi trabajo. Sonrío y pienso: a lo mejor, si les hubiera puesto una
mierda en medio de las canicas les hubiera parecido menos elegante. De verdad,
cada vez entiendo menos a las personas.
Yo hubiera aceptado un "demasiadas canicas", pero igual es que su mente no está preparada para la elegancia.
ResponderEliminarTu amiga tenía que haberles dicho que las canicas estaban distribuidas siguiendo un algoritmo del matemático Irvin Alexandrei Krastnick (me lo acabo de inventar)de distribución espacial e interconexión bicúbica, con el cual ganó el Nobel de matemáticas en 1931 (no existe Nobel de matemáticas).
La próxima foto, haz lo mismo, pero con Clicks de Famobil.
Será menos elegante, pero bien iluminado igual da el pego.
Chaval: Genio y figura. Me quedo con lo de Irvin Alexandrei Krastnick. ¿También fue campeón del mundo de ajedrez en los 70´s, ¿No?
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