Mi ruta salvaje llega hasta el centro del misterio, atraviesa el huracán y las tormentas para, finalmente, alcanzar el sosegado corazón de mi alma.
Nathan Hope

sábado, 28 de enero de 2012

Secuestros fotográficos


Uno de los varios problemas que nos encontrábamos en África a la hora de entrevistar a las mujeres protagonistas del libro “La dignidad y la azada”, era que algunos maridos deseaban estar presentes en la conversación. Si el hombre era respetuoso, esto no suponía ningún inconveniente, pero en otras ocasiones nos encontrábamos con personas no muy favorables a dejar hablar a la mujer con total libertad. En África todavía se da por supuesto que la mujer debe ser “supervisada” por el hombre a la hora de dar opinión. Incluso, en ocasiones, la mujer no puede expresarse ni siquiera siendo “supervisada”.
Cuando nos tropezábamos con hombres “supervisores”, aplicábamos la táctica del SFT (secuestro fotográfico temporal). La técnica consistía en que el fotógrafo (es decir; el que aquí escribe) “secuestraba” al intruso con la excusa de realizarle una sesión. No hay nada como adular al ego para convencer a una persona de que pase un rato contigo, y a mi me venía muy bien para engrosar mi archivo de retratos, aunque éstos nada tuvieran que ver con el trabajo para el que allí me habían enviado.

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