Mi ruta salvaje llega hasta el centro del misterio, atraviesa el huracán y las tormentas para, finalmente, alcanzar el sosegado corazón de mi alma.
Nathan Hope

sábado, 30 de abril de 2011

Médicos descalzos


Los médicos descalzos fue un invento de Mao y su revolución cultural en China.
Parece ser que Mao quiso acercarse a la medicina occidental pero pronto se dio cuenta del arraigo y la eficacia que tenía la acupuntura entre su pueblo, por lo que propuso un equilibrio entre ambas medicinas. Al ser China un territorio tan extenso, donde muchas veces no llegaba ningún tipo de sistema sanitario a los pueblos remotos, se propuso lo que denominaron médicos descalzos. Estos personajes eran gente de las aldeas a los que daban una formación intensiva de entre seis y doce meses, en los cuales se les explicaba las atenciones primarias para enfermedades comunes, además de medicina preventiva. Aprendían acupuntura de una manera acelerada llegando a dominar unos 100 puntos de los 360 que hay aproximadamente en el cuerpo. Dice la tradición que dominando las combinaciones existentes en 100 puntos puedes ser un acupuntor aceptable, si dominas alrededor de 200 ya eres un gran acupuntor y que sólo a los grandes maestros se les reserva el conocimiento total de los puntos y su entramado.
Los médicos descalzos eran gente conocida en la zona por lo que daban una confianza que no hubiera sido posible con un médico venido de la gran ciudad. Iban caminando o en bicicleta por los senderos, de pueblo en pueblo, convirtiéndose en gente querida y aceptada por todos.
El examen final de los médicos descalzos era curioso y de una gran belleza. Se construía en bronce una figura humana de una altura media. La pieza era hueca por dentro y tenía en la posición exacta de cada uno de los puntos de acupuntura un pequeño orificio. En un gran caldero se fundía cera y era volcaba sobre la figura de bronce, adaptándose a las formas y tapando los agujeros. Esperaban a que secara la cera y la llenaban de agua hasta arriba. Entonces empezaban las preguntas. Se le dictaba al aspirante una combinación de puntos para una determinada dolencia, de manera que si éste acertaba al pinchar, el agua salía del interior a través de los agujeros. Si fallaba, el agua permanecía dentro.
Recuerdo una frase del obispo de Sao Félix, en Brasil, Don Pedro Casaldáliga. Me dijo que los voluntarios que iban repartiendo las medicinas para los enfermos de lepra, que muchas veces habitaban en medio de la selva, eran bien recibidos por ser gente conocida del pueblo. Si hubieran sido médicos de zonas lejanas, no hubieran sido aceptados, aunque sus conocimientos fuesen mayores. La cercanía es algo fundamental en la salud. La cercanía, el buen trato y el amor; términos que la medicina occidental ha borrado de su día a día.
Si analizamos la palabra curar viene de cuidar (en la lengua de mi tierra se dice “tindre cura”- tener cuidado). Cuidando a las personas sanan las personas.

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