Mi ruta salvaje llega hasta el centro del misterio, atraviesa el huracán y las tormentas para, finalmente, alcanzar el sosegado corazón de mi alma.
Nathan Hope

miércoles, 17 de marzo de 2010

Joao


Escribo esta entrada desde Madrid cuando,en realidad,debería estar escribiendo desde Lisboa. Tenía un billete para el día 15 pero surgió la oportunidad de tener un par de entrevistas aquí para la gestación de un proyecto del cual todavía no hablaré pero del que,sin duda,os enteraréis dentro de poco.
Recuerdo mi primer viaje a Lisboa. Finales de los 80´s. Yo llevaba el pelo largo y rizado,chupa de cuero y pendiente.Fumaba por la comisura de los labios y trataba de aparentar aquello que no era. Supongo que toda aquella ficción se notaba demasiado y casi me partieron la cara en varios locales. Volví a España pensando que todos los portugueses eran unos tarados y unos trogloditas.
Veinte años después me llama mi amigo Sergio, me comenta que está dirigiendo una obra de teatro en Valencia y que necesita colocar durante un mes a varios actores venidos de fuera. Me pide el favor de instalar en mi casa a un actor portugués. Aquello lo viví como la gran oportunidad para reconciliarme con esa tierra vecina tan extraña para los españoles y,hasta ese momento,tan detestable para mi.

- Vale- le dije- mañana mismo puede instalarse.

Era un mes entero. Aquello podía haber acabado como la matanza de Texas pero,para mi sorpresa,me encontré conviviendo con un tipo sensible,educado,jovial y divertido. Joao fue para mi el eslabón perdido de una cultura que hoy día adoro; la cultura de lo que yo llamo la tristeza oceánica.
Fue tal la afinidad entre nosotros que me dijo que fuera cuando quisiera a su casa de Almada(población vecina a Lisboa situada justo al otro lado del delta del Tajo).
Esa misma noche estaba sacándome un billete de avión.
La segunda visita a Portugal fue una revelación en la que descubrí una ciudad llena de rincones donde encontrarte contigo mismo y con una población infinitamente más culta que la española.Algo había cambiado allí o algo había cambiado en mi.No sé si me equivoqué aquel primer viaje al juzgar a Portugal o si Portugal me juzgó mal a mi. Eso ya no importa.Pertenece a un pasado del que conservo apenas un difuso recuerdo.
Hoy debería estar escribiendo estas palabras desde Lisboa. Dentro de poco lo haré.

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