Mi ruta salvaje llega hasta el centro del misterio, atraviesa el huracán y las tormentas para, finalmente, alcanzar el sosegado corazón de mi alma.
Nathan Hope

sábado, 23 de marzo de 2013

On the road again





Lo reconozco. Una vez más lo reconozco; me gusta mi profesión. Y no hablo sólo de hacer fotografías o rodar documentales, también hablo de lo que rodea al acto fotográfico y más concretamente al hecho de recorrer lugares inexplorados por mis ojos.
Acabo de llegar de un viaje relámpago que me ha tenido un par de días entre Badajoz y Salamanca. Se trataba de realizar un mini documental para una empresa francesa dedicada a la exportación de productos alimenticios españoles. El trabajo ha estado bien. Espero buenos resultados sin  haber revisado todavía las imágenes grabadas. Pero ahora no quiero hablar de eso. Quiero hablar de los paisajes que he disfrutado mientras conducía escuchando al maestro Cohen. Me hubiera detenido en muchos de ellos, pero por desgracia ha sido imposible pues eran tantos y tan hermosos que, de haberlo hecho, no hubiera llegado a tiempo al trabajo, y eso ya sabemos que es muy malo, sobre todo para la economía doméstica y para la fama de puntual que uno se ha ido labrando con los años.
Estas imágenes las tomé en un lugar al que ahora no sabría volver. Sólo sé que era una carretera secundaria situada entre Salamanca y Ávila. Fuera del coche hacía un frío pelón, por lo que me tomé el tiempo justo para realizar un par de disparos con mi pequeña cámara de bolsillo
antes de volver al interior del vehículo. Me hice un cigarro y puse “Alexandra leaving”, una de mis canciones favoritas de Cohen. El paso de las nubes producía fugaces fogonazos de sol y acto seguido sumían el valle en una penumbra mortecina. Me fumé el tabaco con una paz reverencial. La última calada y el último compás del maestro coincidieron, cerrando así la perfección del círculo. Arranqué de nuevo y pisé despacio el acelerador. Aquel entorno se merecía una conducción pausada. Y así fue.

4 comentarios:

  1. que bonito momento. gracias por compartir.

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  2. Gracias a ti por seguir por aquí, Anahí. Siempre es un placer tenerte cerca, aunque sea vía blog. Un beso.

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  3. Gracias. Ya está en mi colección y ya la he escuchado tres veces sobre mi bicicleta. No sé si me hacía volar el aire o el maestro. Gracias también por eso. Un beso grande.

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  4. Me sumo a tus seguidoras. Gracias por compartir estos pequeños momentos. Sin ellos, no somos nadie.

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