Mi ruta salvaje llega hasta el centro del misterio, atraviesa el huracán y las tormentas para, finalmente, alcanzar el sosegado corazón de mi alma.
Nathan Hope

jueves, 9 de septiembre de 2010

Cuestión de orden


Recuerdo que de muy pequeño,en un colegio de techos infinitos y frío glaciar,se me otorgó el número 31 del aula C como seña de identidad.Jorge Pla Mellado,ese era yo: el 31 de la C.Iba justo después de Pellicer(el 30) y antes de Pulido(el 32). Fui el 31 durante diez años de mi vida. Llegué a coger cariño a esa cifra. El ser humano suele adoptar relaciones mágicas con los números. Por ejemplo; ponemos nuestra fecha de nacimiento como número secreto de nuestra cartilla de ahorros o rellenamos la Bonoloto en base a la edad de nuestros familiares. Todavía el 31 es mi número de la suerte. Como he dicho, fui el 31 durante diez años,hasta que a Pellicer le descubrieron una peritonitis y fue operado de urgencia. Pellicer se quedó en la mesa de operaciones y yo pasé a ocupar su número;el 30,el número de un muerto. Desde aquel momento lo detesto(al 30,no a Pellicer,que no tiene culpa de nada). Es más;detesto los números pares,sobre todo los que van del 30 al 40.
Por lo visto en los cementerios,como en los colegios,también se nos otorga un número.
Cuestión de orden,supongo.
Me pregunto qué número tendrá Pellicer en su lápida. Me pregunto cuál tendré yo. Espero que no sea un número par.

5 comentarios:

  1. Pues sí, Jordi, todo parece tan ordenado en este reino del caos y el desorden ... ya en el paritorio, se le coloca a ese ser llamado "neonato" una horrible pulsera de plástico al más puro estilo "Resort All Inclusive" del Caribe. A la madre, por supuesto, se le pone otra igual. Con ello, se aseguran que no hay confusiones, ni cambios, ni extravíos. Una se lo cree y vuelve a casa, gracias a un trozo de plástico, convencida de que ese es su hijo. Aunque pensándolo bien, seguro que más de uno y de una hubieran deseado que el dueño de la idea de las pulseritas jamás hubiera nacido, y así, con un poco de suerte, un fallo humano les hubiera eximido de una madre, de un padre, de un hijo, o de una hija que les amargó hasta el último día de su existencia. Los números, como bien dices, también nos acompañan el resto de nuestra vida. De hecho, en la morgue, nos cuelgan del pie, como a los jamones, otro numerito que nos identifica, e incluso, como se ve en tu fotografía, cuando pasamos a ser pasto de los gusanos, un número sigue indicando dónde está el portal de nuestra nueva casa. Estaría bien que existiera algo más, que fuéramos algo más, y que allí, desde ese balcón con flores, o desde el mismo techo de la morgue, pudiéramos hacer un corte de mangas y reirnos a carcajadas al confirmar que los números, como el tiempo, como casi todo, no es sino una pura invención del ser humano. 31 besos

    ResponderEliminar
  2. Ahora me acuerdo que también durante algunos años de mi vida, mi identidad de 9 a 5 de la tarde era un número, pero a diferencia de ti, creo que nunca me gustó y desde luego no fijé que número era. A mi no me conquistó ni encariño como a ti aquel numero... quien sabe, quizá de haber fijado esa cifra, ahora mi situación -al menos económica- sería otra por haber acertado una lotería... Al margen de esto te diré, que al leer tus recuerdos me ha venido a la mente un programa que vi hace unas semanas donde entrevistaban a un psicólogo social (Philip Zimbardo) sobre un experimento que llevó a cabo hace más de 25 años. Era un estudio para entender que hace que una buena persona actúe con maldad. El caso es que en el experimento, se asigna al azar el rol de presos y carceleros a algunos estudiantes universitarios, y uno de los métodos para tratar de dominar a los presos era privarles de su identidad, de su conciencia de persona y curiosamente, para conseguirlo convertian la identidad de cada preso en un número desde el momento que pisaban la carcel... ¿te suena de algo?
    besos!

    ResponderEliminar
  3. UFFFFFF!!!!! demasiado fuerte para mí, debe ser el síndrome postvacacional, pero mi mente ahora no dá pa mucho .....
    Sólo puedo decir ... viva el caos, el efecto mariposa, el big bang, y cuanto más en desorden vivo ........... más vivo.

    ResponderEliminar
  4. Me suena mucho.
    Apesar de todo, sigo teniendo cariño al 31.
    Cómo es la mente humana!!!

    ResponderEliminar
  5. Andeleeeee!!!!
    Que viva el desordeeeen!!!!!

    ResponderEliminar