
Hoy, al volver de la compra, he abierto el buzón con esa actitud del que realiza algo tan intrascendente como cotidiano. Efectivamente, allí dentro seguía sin haber un contrato millonario con la agencia Reuters, tampoco había noticias de la devolución de hacienda, ni tan siquiera la invitación de algún amigo inconsciente que le había dado por contraer matrimonio(todavía quedan de éstos). Por el contrario había una carta de ONO avisando de la subida de las tarifas, otra de Adeslas recordándome que todavía debo dinero por la operación de menisco de hace un año y un folleto titulado “Compro Oro”. Dejé caer sobre la mesa todo aquello prescindiendo de meniscos, de televisión por cable y, sobre todo, de oro.
Había comprado todos los ingredientes para prepararme una comida que sólo podía ser superada por la siesta posterior. Pechugas de pollo de corral, yogurt de cabra, dátiles, curry, ajo, pimienta, cebollas tiernas y un Ribera del Duero con más cuerpo que Brad Pitt en “Troya”. No voy a entrar en detalles sobre el resultado ya que no estamos en un blog culinario aunque, como dice la expresión popular: “se caga la perra”. Nunca he sabido porqué motivo se puede cagar una perra cuando las cosas son satisfactorias pero parece que así es la cosa.
El asunto es que mientras devoraba aquel manjar he cometido el error de poner las noticias de las 15 horas en el momento en el que se daba la noticia siguiente:
“Durante el último año se ha duplicado el número de personas que acuden a las casas de caridad demandando un plato caliente. Actualmente unas 800.000 personas dependen de esta ayuda para poder come cada día”
- Joder! – pienso – Ochocientas mil personas son muchas personas.
En ese instante la aguerrida periodista (una becaria inflada de silicona) se dispone a entrevistar a un hombre que hace cola con cara de pena. El hombre debe tener unos cuarenta y tantos años, viste americana y pantalones a juego, va afeitado y bien peinado, no da el perfil del vagabundo que todos imaginamos. El hombre confiesa públicamente que hace un año le despidieron de un alto cargo en una multinacional, que su mujer le ha abandonado y se ha largado con los dos hijos al pueblo de sus padres, que el banco se había quedado con el piso y que había vendido hasta el coche.
En ese momento reparo en el folleto que hace unos minutos había recogido del buzón y vuelvo a leer: “Compro Oro”…problemas?,facturas?,estrés?” y me digo:
- Más de uno estará haciendo su agosto con esto de la crisis y más de dos estarán vendiendo la alianza, los pendientes del bautizo de las niñas y hasta le arrancarían las muelas de oro al cadáver de su madre para poder tapar los socavones.
Y con la intención de calmar la presión en el pecho que me han provocado las noticias,quito el telediario y pongo un viejo vinilo de los Creedence Clearwater Revival para ver si esos viejos hippis me alivian el alma. Pero de repente me viene a la cabeza que ese vinilo puede estar hecho con el petróleo de algún terrateniente tejano votante del “tea party” que con los beneficios de sus ventas ha pagado parte del ejército que invadió Irak para, precisamente, controlar el precio del crudo mundial. Allí, alguno de sus chicos violaron y mataron a diestro y siniestro convirtiendo a hombres que sólo pensaban en el cous-cous del sábado en bombas andantes y mientras esto sucede, el terrateniente, aprovechando la crisis que él mismo ha provocado, monta una serie de franquicias que compran oro por el mundo para fundir las muelas de las madres muertas y convertirlas en lingotes que guardará en la caja fuerte de algún banco de Abu Dhabi,donde los jeques árabes, ignorando toda fe que no sea la fe en el dinero, hacen reverencias y ponen un harén al servicio del votante del tea party el cual, cuando vuelva a Texas irá a misa y se cagará en toda la banda de gandules, negros y maricones que habitan en su país.
Coño,tendré que quitar el disco de la Creedance porque no me está haciendo ningún bien. Recurriré al viejo trankimazín porque el corazón me va a explotar. Pero es en ese momento cuando pienso que el mismo señor tejano tiene acciones en las multinacionales farmaceúticas y…….en fin, que hay días en que la cabeza parece un parque temático para intelectuales de izquierdas.