Yo tuve el
mejor padre posible. Es cierto, no era perfecto. Eran sus debilidades
lo que lo hacían más humano de lo que era (y lo era mucho).
Educado, atento, con un sentido del humor elegante y de una bondad
que rozaba lo beatífico. Siempre estaba ahí, a su manera, si lo
necesitabas.
Sin duda,
era el mejor padre posible.
Pero si
hago un ejercicio de imaginación (algo a lo que soy muy dado), si me
dieran a elegir otro padre posible, hubiera elegido a Leonard Cohen.
No soy un
tipo ingenuo, aunque a medida que me hago mayor mi
candidez va en aumento.
Estoy convencido de que tras la poesía de Cohen se escondía un
hombre depresivo, huraño y por momentos tirano. Me da igual. Por
Cohen siento algo que nunca
sentí por mi padre: admiración.
Descubrí
a Cohen cuando tenía más de cuarenta años (yo,
no él). No es que no lo hubiera oído antes (y
digo oído, no escuchado). “Suzanne” era un tema recurrente entre
los hermanos mayores de mis amigos y siempre me pareció blando y
carente de substancia. Si tenemos en cuenta que
por aquel entonces yo escuchaba a los Clash, los Stones o a los
Heartbreakers no es de extrañar que “Suzanne” me pareciera
blando. Pero a los cuarenta años vi un documental sobre la vida de
Cohen. “I´m your man” es el título del documental, igual que
una de sus canciones más conocidas. Ese
documental me cambió la perspectiva que tenía hasta aquel momento
sobre la música, y por encima de todo, sobre las letras de Cohen.
El
documental está basado en una amplia entrevista con el cantante
combinada con distintos intérpretes versionando sus temas de manera
exquisita. En sus palabras entendí el dolor y la belleza que le
acompañaron durante toda su vida. Y lo más excitante es que me
sentí reconocido en muchos de los sentimientos emocionales,
espirituales y vitales de los que hablaba.
La
religión y la espiritualidad son señas de identidad en casi todas
las canciones de Leonard Cohen, temas que a mi me han acompañado
desde que de muy joven decidí matar a Dios para, años después,
tener que resucitarlo. No se debe cometer un crimen sin entender por
qué lo estás cometiendo. No es justo.
Cohen
murió hace un mes y pienso en él, como en mi padre, todos los días.
Aparece en mis sueños, como mi padre, todas las noches. Me acompaña
con su voz cavernosa, como la de mi padre, a todas horas. Y creo que
debido su poesía entiendo un poco mejor este mundo al que, gracias a
Dios, nunca llegaré a entender del todo. Siempre hay grietas en
nuestro conocimiento, pero es precisamente por ellas,
como dice el maestro, por donde entra la luz.
Aunque parezca mentira, había escuchado muy, muy poco a Leonard Cohen. Algo que, en buena medida debido a tus palabras, estoy en vías de corregir :)
ResponderEliminarGracias, amigo.
Pues, querido, tú que captas los sutiles giros del inglés, vas a flipar!
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