Mi ruta salvaje llega hasta el centro del misterio, atraviesa el huracán y las tormentas para, finalmente, alcanzar el sosegado corazón de mi alma.
Nathan Hope

jueves, 22 de noviembre de 2012

La música de mi vida


Se ha ido Leo de mi casa. Hemos charlado un rato, hemos reído y nos hemos abrazado celebrando alguna ilusión común. Al marcharse he conectado mi ordenador para leer el correo,  y como cada vez se ha desplegado en mi pantalla ese gran invento llamado Soptify, el contenedor de toda la música de la historia. Una de las opciones de Spotify es ver qué música están escuchando otras personas en ese instante (opción que, por otro lado, me parece bastante indiscreta ya que todo el mundo puede descubrir mi pasión secreta por las canciones de Mari Trini) y con asombro he comprobado que mi amiga Teresa escuchaba en ese instante un grupo que hace años que venero pero que, ciertamente, tenía algo olvidado. En concreto se trataba de un disco que grabaron Wilco con el cantante Billy Bragg. Un discazo para no perdérselo. Enseguida he pensado que una cinta antigua andaba por algún rincón de mi casa. La he buscado y allí estaba, llena de polvo. Aun así la he colocado en mi viejo reproductor de cassetes y ha sonado razonablemente bien. No recordaba ese sonido tan.....cómo decirlo.....¿primitivo? Ha sido como entrar en la máquina del tiempo. Esta cinta la quemé viajando desde Nueva Orleans hasta México en un Dodge de alquiler, con una chica bonita como el sol a mi lado, mirando pasar el desierto tejano, sintiendo que en cada motel nos esperaba una fiesta y que cada día era el último día del planeta.
Sí, este tema forma parte de la música de mi vida. ¿Qué haría yo sin música? Perdería tantos recuerdos....

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