Hoy una amiga me ha traido unas acelgas de su huerto. Nunca había visto una acelga que combinara los colores rojo y verde amarillento. La combinación resultaba tan atractiva que no me ha quedado más remedio que reconocer su belleza haciéndole una fotografía. Una vez más he vuelto a confirmar que la vida se expresa en los vegetales como lo hace en nosotros en forma de venas y arterias o como lo hace en el planeta en forma de ríos, alimentando a ese ser vivo sobre el que caminamos y al que esclavizamos con una impunidad pasmosa.
viernes, 15 de marzo de 2013
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