jueves, 20 de octubre de 2011
Los olvidos
Hay veces que alguna novia, en su despechada última huída, deja restos del naufragio en mi guarida.
Con el tiempo, haciendo limpieza o buscando unos calcetines sin agujeros, estos restos reaparecen como caramelos envenenados.
En esos momentos sólo echas de menos dos chinchetas para clavártelas en los ojos y una pastilla que provoque la amnesia instantanea.
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