Ayer vino a cenar a casa un amigo de esos a los que les caben tres
galaxias en la cabeza, con lo que la buena conversación está
garantizada. Hablamos de la vida y la muerte, de la enfermedad, la
paternidad, la felicidad, la plenitud y la decrepitud, la familia, la
educación, el arte, las expectativas, la amistad, el compromiso, el
sabor de las especias y la conveniencia de combinar dulce y salado en un
guiso. Pero sobe todo estuvimos de acuerdo en el placer que supone
estrenar zapatos nuevos. Y curiosamente los dos nos habíamos comprado
unos sospechosamente parecidos.
Love you, brother.
sábado, 20 de mayo de 2017
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